¿Cuál es el diagnóstico, doctora?

Emprendiditis

¿Y ahora qué hago con mi vida?

Es una dolencia crónica.

Aparecen brotes de creatividad imparable, ganas de hacer mil cosas, seguidos de episodios de bloqueo, dudas, miedo, FOMO y síndrome de la impostora.

No tiene cura conocida... pero sí propósito: vivir de ello, contarlo y acompañar a otras personas.

Entonces, eso haré.

Mujer con emprendiditis creando su negocio digital desde casa

Fotito de cómo seré como emprendedora maja, molona y exitosa.

La Barbie de Gijón

(mi primera pista)

Cuando era pequeña, mis padres se fueron de viaje a una boda en Gijón. A su vuelta, me trajeron una Barbie falsa. Yo la había pedido, claro. Porque mis primas tenían una. Porque en el cole todas tenían una. Y yo también quería.

La apodé “la Barbie de Gijón”. Y como vino, se quedó. Sin pena ni gloria. Yo volví a mis Lego, mis dibujos y mis inventos, que era lo que realmente me gustaba.

Tiempo después, me regalaron una Barbie oficial: “la Barbie gimnasta.” Misma historia: ni caso.

Y resulta que, de mayor, me ha pasado lo mismo.

Mi entorno profesional se llenó de multinacionales, oficinas y cargos con nombre en inglés. Y, cómo no, yo también quería. Quería sentir que encajaba. Que estaba “donde tenía que estar”.

Lo tuve. Y, como con las Barbies, no era para mí.

Así descubrí mi emprendiditis adulta.

Tras casi diez años trabajando en marketing en empresas grandes, me alcanzó el virus de la emprendiditis. Y no hubo vuelta atrás.

Porque, como cuando era niña, entendí que lo que pedía no era lo que realmente me llenaba. Y que emprender no era una moda ni una salida fácil, sino una forma de volver a mí.

mira como es necesario el desarrollo personal
mujer emprendedora libre

Fotito de cómo imaginaba mi vida tan sólo una semana después de haber emprendido.

Síntomas claros de la emprendiditis:

Tal vez tú también la tengas. A mí me aparecieron varios indicios claros. Aquí va mi diagnóstico personal:

  • FOMO descontrolado: el miedo constante a estar llegando tarde al éxito emprendedor. Como si todas fueran millonarias menos tú.

  • Frustración exprés: pensar que montar un negocio digital es cosa de una semana y que el dinero cae solo. Spoiler: no.

  • Sobredosis de formación: sentir que necesitas hacer todos los webinars, talleres, cursos y microcursos que existen en internet antes de dar un paso.

  • Brotes intensos del síndrome de la impostora: pensar que no sabes suficiente, que no eres suficiente y que algún día alguien te va a desenmascarar.

¿Te suena? No estás sola

Si algo de esto te resulta familiar, es muy posible que también tengas emprendiditis.

mujeres emprendedoras negocios digitales

¿Tienes síntomas de emprendiditis?

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  • Cómo cambiar de vida si no te gustan las Barbies y las empresas tradicionales.

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  • Herramientas, tips e información valiosa de cómo emprender sin saber qué quieres emprender.

La parte no tan chu-chu-chuli del emprendimiento

Emprender no es solo elegir la paleta de colores de tu web ni hacer reels con tu café con leche de avena.

De repente, te explotan en la cara tus miedos, tus creencias, el pasado, los traumas familiares, la culpa por no “aprovechar tu carrera” y el vértigo de pensar: “¿Y si esto tampoco era?”.

El emprendimiento es como abrir una caja de Pandora... pero con wifi y Canva.

Y aun así, merece la pena.

Porque, aunque a veces quieras lanzar el portátil por la ventana, también hay momentos mágicos. De claridad, de conexión, de decir: “¡Anda! Esto lo he creado yo con mis manitas (y mis horas de YouTube)”😎

Emprender es sacarte brillo, aunque a veces haya que frotar.

De chica del montón a emprendedora de la cima.

No nací con vocación clara. No tenía un garaje como Steve Jobs. Ni una idea millonaria. Solo tenía una sensación constante de estar en el sitio equivocado.

Fui buena alumna, saqué mi carrera, máster, cursos especializados, trabajé en multinacionales, hice lo que se suponía que había que hacer. Y aun así, me sentía como cuando me regalaron la Barbie de Gijón: esto no es para mí.

Así que un día me harté. Me infecté de emprendiditis aguda y decidí convertirme en mi propio experimento: una chica del montón que quiere vivir de lo que le mueve, a su ritmo y sin dejarse el alma en el intento.

¿Y sabes qué? Funciona. No perfecto, pero funciona. Y si tú también estás en ese punto de "no sé a dónde voy, pero sé que aquí no me quedo", pues bienvenida. Aquí comparto el camino.

Te cuento como lo hice en un email diario:

🔍 Las verdades no contadas del emprendimiento digital

🧠 Pequeños hacks de desarrollo personal (sin coaching forzado)

😅 Soy bastante maja, un poco de caótica e impaciente

💬 Cosas que probablemente también te han pasado a ti o a tu prima (si no quieres reconocer que eres tú).

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